La lectura, a través de la interacción comunicativa entre el niño y su
familia favorece la estructuración psíquica, la construcción de la
subjetividad. La necesidad de encontrar y darle un sentido profundo a la vida,
es algo inherente a la condición humana. El vínculo amoroso y la interacción
con los padres es el determinante más importante para promover la capacidad de
encontrar sentido a la vida. “La tarea más importante y al mismo tiempo la más
difícil en la educación de un niño es la de ayudarle a encontrar sentido en la
vida”. (Bettellheim, Bruno. Médico Psiquiatra y Psicoanalista infantil).
El niño a medida que crece aprende a conocerse mejor, a conocer mejor a los
otros, a entablar relaciones satisfactorias llenas de significado, a entrar en
la cultura más allá de sus cuidadores. Es necesario, que pueda desarrollar
recursos internos para que las propias emociones, imaginación e intelecto se
apoyen y crezcan mutuamente y de esta manera no quedar a merced de los
caprichos de la vida.
Todos nosotros estamos formados, entre otras cosas, por las historias
familiares, cuentos, rimas, canciones, adivinanzas que nos relataron de
pequeños. Estos relatos son tan fuertes y poderosos que dejan una impronta
imborrable para el resto de nuestras vidas. Es importante reconocer el rol de
los abuelos en toda esta experiencia enriquecedora no sólo dentro del ámbito familiar,
sino también dentro de la comunidad a la que pertenecen.
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